miércoles, 1 de febrero de 2012

Amores que matan”

Una obsesión a controlar
“Amor sin celos no lo dan los cielos”, así reza nuestro refranero haciendo referencia a lo fácil que en cualquier momento de una relación puede aflorar este sentimiento de preocupación por la posible pérdida de una persona amada, o esa inquietud por la relación real o, en la mayoría de los casos, imaginada que tu pareja tiene con una tercera persona.
Nos referiremos al hablar de celos a los que se producen en las relaciones de pareja, sin olvidar que también pueden estar presentes en: relaciones laborales, amistad, entre hermanos (Complejo de Caín) o patologías orgánicas (delirio celotípico). Aunque suelen considerarse como un síntoma de amor, el problema de los celos está en su frecuencia e intensidad, en la existencia o no de base justificada, así como su influencia en nuestra conducta y en la grave interferencia que ocasionan en la vida cotidiana.
Problemas con uno mismo Los celos patológicos conllevan intensos sentimientos de inseguridad, humillación, auto-compasión, hostilidad –que a veces se expresa con violencia–, y depresión, y son tremendamente destructivos, convirtiéndose el control de los aspectos físicos y emotivos de la pareja en una obsesión.
El celoso obsesivo no es feliz: la irrupción repetida e incontrolada en su mente de pensamientos (carentes de sentido), percibidos como amenazantes, le provocan gran malestar, asfixiando con su actitud posesiva y persecutoria el equilibrio de la pareja. Subyace con frecuencia en la personalidad del celoso baja autoestima, inseguridad, dificultad para valorarse así mismo, necesidad permanente de estimación y aprobación externas, pérdidas afectivas,
patrones de relación mal aprendidos y en ocasiones encontramos trastornos de personalidad o psicopatológicos (personalidades paranoicas, narcisistas, esquizoides, histriónicas…).


Stop a los celos
El tratamiento de los celos patológicos es complicado y difícil. Precisa de una rápida respuesta y de ayuda psicológica especializada, a través de la aplicación de técnicas conductales, cognitivas, terapia de pareja y a veces farmacológicas.


¿Quién es más celoso?
Los estudios que se han realizado en este ámbito prueban que los celos afectan por igual a hombres y mujeres, aunque lo manifiestan de maneras diferentes. Mientras los hombres celosos tienden a reaccionar a través de síntomas paranoicos y obsesivos y actitudes agresivas; en las mujeres, los celos se suelen manifestar mediante un comportamiento histérico y depresivo.
Lejos de este extremo y en su más liviana acepción, no debiéramos desdeñarlos y dejar que se nos cuelen como sentimientos normales, incluso con cierto encanto, por cuanto en ocasiones se confunden al entenderse como consecuencia directa de un gran amor: “de lo mucho que te quiero”.


Controla tus celos:

Si te consideras una persona celosa, estas ideas, basadas en el respeto, comprensión y tolerancia te ayudarán a controlarlos:


  • Trabaja tu autoestima, empieza por aceptarte a ti mismo: ten claro que tu pareja te quiere tal y como eres.
  • Fomenta tu propia vida personal con aficiones y proyectos, así entenderás mejor que tu pareja ante todo es persona, no algo de tu propiedad. No olvides nunca que tu pareja es libre de estar a tu lado.
  • Promueve el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso para superar el desencuentro de los celos.
  • Acepta que estás sintiendo celos y recapacita sobre sus causas. Ahuyenta los pensamientos irracionales. Si te sientes incapaz pide ayuda psicológica.


¿Eres un celoso compulsivo?
Piensa en la frecuencia con la que tienes problemas de pareja por los celos y si éstos son permanentes, o piensa en la respuesta a la mayoría de las siguientes preguntas si es positiva, porque entonces necesitas ayuda especializada:

  • ¿Necesitas controlar todos los movimientos de tu pareja?
  • ¿Soportas cada vez menos sus amistades?
  • ¿Reprochas continuamente su forma de vestir o comportarse?
  • ¿Crees saber más sobre las intenciones y pensamientos de tu pareja que ella misma?
  • La necesidad de tenerle para ti ¿Se ha acentuado en los últimos tiempos de manera obsesiva?




Mtro Raúl Arturo Córdova F.

trastorno esquizoide

El patrón general del trastorno esquizoide de la personalidad es el distanciamiento de las relaciones sociales y la restricción de la expresión emocional. Suele comenzar al principio de la edad adulta y se produce en diferentes contextos.

Los sujetos con este trastorno parecen ser indiferentes a la hora de establecer relaciones personales, al igual que parece no satisfacerles formar parte de una familia o de un grupo social (criterio A1). En resumidas cuentas, parece que prefieren emplear el tiempo en sí mismo, antes que en o con otras personas. Suelen estar casi siempre aislados y prefieren escoger actividades solitarias que no requieran actividades con otras personas (criterio A2). Normalmente suelen mostrar un mínimo interés en las experiencias sexuales con otras personas (criterio A3) y les gustan muy pocas actividades (criterio A4). Estos sujetos no tienen amigos íntimos o personales, excepto algún familiar cercano (criterio A5).

Los individuos con trastorno esquizoide de la personalidad suelen ser indiferentes, o parecer indiferentes a las posibles críticas o aprobaciones de los terceros, además de que no parece importarles lo que se piense de ellos (criterio A6). Normalmente no responden bien a las normas sociales y por ello pueden parecer socialmente ineptos y enfrascados en sí mismos. Su aspecto está falto de expresiones faciales de reciprocidad, como por ejemplo sonrisas (criterio A7). Raras veces experimentan emociones fuertes como por ejemplo ira, sin embargo cuando alguna vez se sienten cómodos hablando de sí mismos, llegan a reconocer que tienen sentimientos desagradables, en especial en las interacciones sociales.

Este trastorno no debe diagnosticarse si el comportamiento aparece exclusivamente durante el curso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos o un trastorno generalizado del desarrollo, o bien si es debido a los efectos fisiológicos de alguna enfermedad (criterio B).

SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS

Los individuos con el trastorno esquizoide de la personalidad suelen tener dificultades par poder expresar la ira, lo que contribuye a la impresión de que estos sujetos no tienen emociones. Suelen reaccionar de forma pasiva a las circunstancias adversas de la vida. Debido a su falta de habilidades sociales, suelen tener pocas amistades. Su vida laboral suele estar deteriorada.

Como ya se ha mencionado, los individuos con este trastorno pueden tener episodios psicóticos breves, sobre todo en respuesta al estrés. Este trastorno también puede aparecer como el antecedente del trastorno delirante o de la esquizofrenia.

Este trastorno se suele presentar asociado con otros trastornos de la personalidad, y más concretamente con el trastorno esquizotípico de la personalidad, el paranoide, y el trastorno por evitación. Puede ocurrir que individuos de varios entornos culturales muestren estilos de comportamientos que puedan confundirse, erróneamente, con el trastorno esquizoide de la personalidad.

Este trastorno puede manifestarse por primera vez en infancia y adolescencia a través de comportamientos solitarios, bajo rendimiento escolar,…

Se diagnostica más frecuentemente que el trastorno de la personalidad inmediatamente anterior, y es más frecuente en hombres. Se ha comprobado que este trastorno puede ser más frecuente entre los familiares de sujetos que padecen esquizofrenia o trastorno esquizotípico de la personalidad.

DIAGNÓTICO DIFERENCIAL

La diferencia existente entre el trastorno esquizoide de la personalidad y un conjunto de trastornos entre los que se cuentan, el trastorno delirante, la esquizofrenia y el trastorno del ánimo con síntomas psicóticos, es que el trastorno de personalidad debe haberse manifestado antes de iniciarse los síntomas psicóticos, además de persistir el trastorno cuando dichos síntomas psicóticos remitan.

Puede haber confusión a la hora de distinguir el diagnóstico del trastorno esquizoide de la personalidad, del de las formas más leves del trastorno autista y del trastorno de Asperger, distinguiéndose debido a que en estos trastornos autistas se produce un deterioro más grave de la interacción social, además de haber comportamientos e intereses estereotipados.

Ha de distinguirse este trastorno del trastorno de personalidad debido a enfermedad médica, ya que en este último trastorno los rasgos aparecen asociados a los efectos directos de una enfermedad. También se debe diferenciar de los síntomas asociados al consumo crónico de sustancias, como por ejemplo, la cocaína.

Este trastorno se puede confundir con otros trastornos de la personalidad por compartir características en común; sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los criterios para más de un trastorno, deben diagnosticarse todos esos trastornos. Por ello, el trastorno esquizoide de la personalidad puede diferenciarse del trastorno esquizotípico de la personalidad por la falta de distorsiones perceptivas; y puede diferenciarse del trastorno paranoide de la personalidad por la falta de suspicacia e ideación paranoide.

El aislamiento que tienen estos sujetos de la sociedad, puede diferenciarse del que experimentan los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación, ya que estos se aíslan por el temor a encontrarse agobiado y por la anticipación excesiva de rechazo.

Los individuos más solitarios pueden mostrar rasgos de personalidad que pueden ser catalogados como “esquizoides”; pero sólo se diagnostica este trastorno cuando estos rasgos son inflexibles y desadaptativos, además de provocar un deterioro funcional y un malestar subjetivo.

Aunque los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10 para el trastorno esquizoide de la personalidad y los criterios del DSM-IV, sean diferentes, definen, en líneas generales, el mismo trastorno.